La varicela es una de las enfermedades virales más comunes de la infancia. Usualmente es benigna y no representa una amenaza para la vida de los niños sanos. El signo más visible de la varicela es una erupción que se desarrolla en cabeza y cuerpo y que se extiende a la cara, brazos y piernas en un período de 3 a 4 días. Esta erupción forma pequeñas ampollas que se secan hasta formar costras. Los niños en edad escolar, por lo general presentan fiebre leve uno o dos días antes de que aparezca la erupción. Otros síntomas de la varicela son escalofríos, pérdida de apetito, mareos y dolor de cabeza.

La varicela puede presentarse en cualquier época del año, pero es más frecuente en el invierno y principios de primavera. La varicela causa mucha comezón, por eso si su niño se rasca las ampollas antes de que cicatricen, se pueden infectar, convertirse en heridas pequeñas y posiblemente dejen cicatrices. No permita que su niño se rasque, mantenga sus uñas muy cortas. Para aliviar un poco la comezón, puede darle baños de avena y ponerle loción de calamina. El acetaminofén puede reducir las molestias y la fiebre. Si la fiebre persiste por más de 4 días o pasa de 40º C consulte a su pediatra. También avise a su médico si la erupción se pone demasiado roja, caliente o sensible, ya que estos datos pueden indicar que hay infección por bacterias, para lo cual se necesita otro tratamiento.

Se recomienda vacunar a todos los niños a quienes no les haya dado la enfermedad entre los 12 y los 18 meses de edad. Los niños mayores deberán ser inmunizados a la primera oportunidad con una sola dosis. Los niños sanos mayores de 13 años a quienes no les haya dado la enfermedad deberán ser inmunizados con 2 dosis en un intervalo de 4 a 8 semanas. Aunque la varicela es por lo general leve, la vacuna puede prevenir problemas médicos y reducir los costos de tratamiento. Si a un niño vacunado le da varicela, ésta será muy leve, tendrá menos lesiones, menos fiebre y se recuperará rápidamente.
Recuerde… la salud de su niño depende de Usted.